miércoles, 29 de septiembre de 2010

LA DEDUCCION ...LA PARADOJA ?..

Problema de la justificación de la deducción
El problema de la justificación de la deducción es el problema de la filosofía de la lógica acerca de cómo justificar los métodos deductivos propios de las ciencias formales, suponiendo que necesitan ser justificados.En 1895, Lewis Carroll publicó un breve ensayo titulado Lo que la tortuga le dijo a Aquiles, donde por medio de un diálogo entre estos dos personajes, expone un problema en la justificación de la deducción. Carroll observa que para aceptar la verdad de una conclusión en base a un argumento deductivo, es necesario aceptar tanto la verdad de las premisas, como la validez del argumento Y así ad infinitum.

Este relativismo sostiene que pueden haber muchas verdades y lo que a un filóso le incomoda es la tendencia a razonar sobre el sentido común, mientras que el constructivismo sostiene que el fenómeno es distinto a la cosa en sí , de esta forma, la verdad es construida por el aparato cognitivo. Boghossian autor del libro el miedo al conocimiento quiere que el lector se oriente a buscar el modo de ser de las cosas, independiente de nuestras opiniones. En filosofía hay una línea que divide a la opinión del conocimiento.La creencia no es conocimiento fundamentado ni verificado. la filosofía continúa en evolución y por ello se ha nutrido de esta corriente de pensamiento.Desde que el estructuralismo y los estudios culturales alcanzaron predominio como perspectiva de estudio de las letras y ciencias humanas, todo discurso ha perdido inocencia, cualquier premisa, estamento, teoría o ensayo es sujeto a distintos procesos de decodificación. El lenguaje de la teoría del sentido de la palabra garantiza que se llega a una lectura o interpretación correcta; ahora esto supondría un entrenamiento académico; pero Boghossian proclama que el va a cuestionar a todo lector, sea cualquiera su nivel cultural y social a llegar a una forma acertada de razonamiento.Las ideas en filosofía siempre se han expuesto a debate, desde sus orígenes, el reto que se enuncia en un lenguaje de divulgación, es probar que estas discusiones no son estériles, o que al menos hay una forma de llegar al fondo de las cosas dicerniendo las formas aparentes.
La ciencia del primer mundo es sólo una ciencia entre otras”. Paul Feyerabend.
El privilegio y la jerarquía científica se han ido desvaneciendo hasta el punto de que es posible adoptar cualquier creencia como enunciado válido de posibilidad sobre el mundo. Mítico o científico, religioso o mágico, cualquier enunciado puede ser adecuado para describir la realidad. La universalidad del conocimiento, la condición de que un enunciado pueda ser admitido como válido por “cualquier otro”, impersonalmente, se desvanece a favor de la posibilidad de que “cualquiera” pueda interpretar los hechos según sus creencias,

Se trata de recuperar la dignidad de la ciencia demarcando, y, por lo tanto, jerarquizando, la ciencia de la impostura. Quedaría la duda, no obstante, de si la independencia de los hechos del sujeto que observa fuera refutada, a su vez, por las consideraciones que ven en la necesaria intervención del observador el resultado de la aparición de objetos de una u otra manera distinta, volviendo indefinida la frontera sujeto-objeto, cuestión que, no obstante, ocurría aquí, allí, mañana más tarde y antes tambiénDesde hace ya varios años el relativismo y el constructivismo se han utilizado, por parte de los gobiernos y de los ideólogos en general, para construir las verdades a medias que nos han querido transmitir. .Las susodichas tendencias filosóficas se basan en el sentido común y en la observación de los hechos. Por eso convencen a todos. Atamos los cabos, sumamos dos y dos y listo. Pero, tras tantos siglos de filosofía parece mentira que se nos pueda engañar como a niños.
Boghossian pone de relieve la importancia del pensamiento individual, de la opción que tiene el ser humano de opinar y de no tragarse lo que quiera la caja tonta. Cuando llegue ese momento se vivirá una democracia real donde cada ciudadano podrá opinar sobre todo lo que le concierne. De ahí el miedo al conocimiento por parte de los que manejan la información. Lo malo es que ciertos politicos y periodistas convertidos en clerigos se empeñan en corregir los datos científicos con dogmas y tradiciones piadosas.

El creacionismo no se conforma con ser un mito del origen, más o menos respetable como tantos otros, sino que intenta disfrazarse de ciencia como "diseño inteligente" para colarse en las escuelas -que excluyen con buen criterio la enseñanza de doctrinas religiosas Ya se escuchan truenos episcopales contra la asignatura de Ciencias del mundo contemporáneo y no sólo contra Educación para la Ciudadanía. Denuncian que se pretenda imponer una "concepción del mundo", como si el conocimiento científico no surgiese de la observación experimental de la realidad sino del capricho político.

Con el pretexto de que la ciencia no resuelve todos los enigmas de la naturaleza, aconsejan recurrir a la religión aunque no resuelva ninguno.basta recordar la escalofriante leyenda que campea según Dante sobre la puerta del infierno:

"Son la primera sabiduría y el primer amor quienes me crearon". De esa proclama monoteísta nacieron todos los totalitarismos.Un ejemplo de todo esto...

En el mes de abril de 1996 apareció en la revista Social Text considerada como una publicación vanguardista en el campo de los estudios culturales, un ensayo del físico Alan Sokal, de la Universidad de Nueva York, el cual fue aceptado por los editores para su publicación por habérsele considerado como un riguroso trabajo de investigación.El artículo de Sokal titulado Traspasar los Límites: Hacia una hermenéutica transformativa de la gravedad cuántica, pretendía mostrar algunas implicaciones posmodernas tanto políticas como filosóficas de las teorías físicas más importantes de nuestro siglo
Sin embargo Sokal escribió después para la revista Lingua Franca que su ensayo no era más que una parodia urdida y presentada en forma tal que adulara los prejuicios ideológicos de los editores, quienes por cierto, editaron ese número especial para rechazar la acusación de que los estudios culturales en los que se hace crítica de la ciencia suelen ser incompetentes
.En el artículo, Sokal se ostentaba como científico posmoderno al afirmar que la ciencia no podía ceñirse a las estrecheces "objetivas" del llamado método científico, dado que la teoría de la relatividad general, la mecánica cuántica, el principio de incertidumbre y la teoría del caos habían terminado con el dogma de la ciencia clásica.
Para justificar esto, Sokal utiliza algunas obviedades cuya articulación está tan bien urdida en un discurso posmoderno que los editores se tragaron completo el engaño de que, por ejemplo:
1. Los modelos matemáticos que pretenden explicar los fenómenos naturales son tan relativos como el hecho de que el número pi es una variable. Por lo tanto, es necesaria la presencia de una matemática liberadora.
2. Que el axioma de igualdad y el de elección en la teoría de conjuntos tienen que ver con el feminismo y la libertad para elegir sobre el aborto.El mordaz engaño de Sokal ha sido considerado ya como un clásico dentro de los escándalos de la prensa, tanto que se han realizado cátedras de análisis del texto en universidades norteamericanas y se ha difundido en la prensa de Europa y América Latina.
El engaño muestra principalmente tres cosas:
1. Que cualquiera puede utilizar de pretexto a Einstein para justificar un relativismo que no es otra cosa que analfabetismo científico de quienes se ostentan como comunicadores
.2. Que hay una incompetencia académica al permitir que la ideología de un grupo esté por encima de la calidad y el rigor en la evaluación de un trabajo científico, dado que solamente se trata de tener un poder social para silenciar formas distintas de conocer, que curiosamente cuestionan el relativismo posmoderno.
3. Que el hecho de que el vocabulario que se utiliza para describir a los objetos de la naturaleza sea producto de la sociedad, no significa que el discurso que se forme dentro de un contexto para divulgar un conocimiento, carezca de los estándares de exigencia necesarios para la mejor expresión de las ideas y el descubrimiento de verdades objetivas, que no absolutas.
El texto de Sokal es un ejemplo claro de que el analfabetismo científico no solamente existe en sectores sociales con cierto rezago educativo, sino que también se presenta en los círculos académicos que se ostentan como poseedores de la cultura de vanguardia.

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