jueves, 19 de noviembre de 2009

una de piratas...


Junto con la actividad de los piratas que robaban por su propia cuenta por su afán de lucro, cabe mencionar los corsarios, un marino particular contratado que servía en naves privadas con patente de corso para atacar naves de un país enemigo.
La distinción entre pirata y corsario es necesariamente parcial, pues corsarios como Francis Drake o la flota francesa en la Batalla de la Isla Terceira fueron considerados vulgares piratas por las autoridades españolas, ya que no existía una guerra declarada con sus naciones. Sin embargo, el disponer de una patente de corso sí ofrecía ciertas garantías de ser tratado como soldado de otro ejército y no como un simple ladrón y asesino; al mismo tiempo acarreaba ciertas obligaciones.
Etimología
Según algunos autores, la voz pirata viene del latín pirata que por su parte procedería del griego pe (peiratés) compuesta por pe (peira), que significa «prueba»; a su vez deriva del verbo (peiraoo), que significa «esforzarse», «tratar de», «intentar la fortuna en las aventuras»
. Otros autores abogan porque proviene del griego pyros (fuego). El fundamento que se alega es que tras un acto típico de amotinamiento en un barco, para eliminar cualquier tipo de pruebas y toda posibilidad de buscar culpables finalmente se le prendía fuego, no sabiendo por tanto quien había muerto en la trifulca y quien no, resultaba prácticamente imposible encontrar algún culpable si se daba a todos por desaparecidos.
Siendo por tanto el término pirata equivalente a incendiario. En este sentido el término pirata fue usado con anterioridad como actos puntuales de amotinados y saqueadores y no sólo referente al mar. Cuando esto era así aun no existían piratas en el concepto que más tarde se implantó. Como suele suceder en todas las épocas una voz aplicada para denominar a un determinado colectivo, en base a un determinado hecho, dicha voz se acaba generalizando a un rango mayor y menos específico y fue aplicado a todo saqueador en general, y más específicamente a los saqueadores del mar
A partir de entonces la voz ha sufrido muchos cambios, perdiendo la exclusiva como sinónimo de incendiario. La voz pirata provenía originariamente de la pirotecnia y de los inevitables accidentes asociados por los artesanos que militar o civilmente ocurrían de cuando en cuando. No hay que olvidar que la pirotecnia fue introducida a occidente por los árabes en la forma de fuegos artificiales y que ésto tomaron en parte de Asia y en parte remanente del esplendor romano . La voz no aparece antes de la invención de la pólvora y es notable que durante los siglos en que duró la piratería de forma «oficial» los progresos en pirotecnia quedaron estancados, siendo estos siglos los XVI, XVII, XVIII y mediados del XIX. Lo que se supone debido a que los gobiernos monopolizaron la industria de la pólvora. Los términos filibustero y bucanero, más específicos, están relacionados con la piratería en el Mar Caribe.

Antigüedad
Las zonas de mayor actividad de los piratas coincidían con las de mayor tráfico de mercancías y de personas. La primeras referencias históricas sobre la piratería datan del siglo V a. C., en la llamada Costa de los piratas, en el Golfo Pérsico. Su actividad se mantuvo durante toda la Antigüedad. Otras zonas afectadas fueron el Mar Mediterráneo y el Mar de China.
Grecia y Egipto
Aunque los datos no son muy abundantes, por los mitos sabemos que los griegos clásicos fueron buenos piratas. Uno de los más famosos fue Jasón, quien guió a los Argonautas hasta La Cólquida en busca del Vellocino de oro
También Ulises u Odiseo, según las traducciones griega o latina, realizó varios actos de piratería en su regreso a Ítaca, como narra Homero en la Odisea.
Con estos dos ejemplos podemos ver una constante que se repetirá a lo largo de los siglos. Los piratas son, en muchas ocasiones, considerados héroes nacionales en sus países, pese a practicar lo que en tierra se llamaría robo y secuestro.
Uno de los piratas griegos más famosos de los que sí se tienen referencias fue Plutarco de Samos, quien en el siglo VI a. C. saqueó toda Asia Menor en diferentes expediciones y llegó a reunir más de 100 barcos.
También los egipcios consideraban piratas a los Pueblos del Mar porque la principal expedición contra ellos llegó por esta vía
. Roma .En la época final de la República, los piratas en el Mediterráneo llegaron a convertirse en un peligro, desde sus bases primero al sur de Asia Menor en las montañosas costas de Silicia y más tarde por todo el Mediterráneo, puesto que impedían el comercio e interrumpían las líneas de suministro de Roma.
A diferencia de siglos posteriores, los piratas de la Antigüedad no buscaban tanto joyas y metales preciosos como personas. Las sociedades de aquella época solían ser en su mayoría esclavistas, y la captura de personas para ser vendidas como esclavos resultaba una práctica altamente lucrativa. Pero también se buscaban piedras preciosas, metales preciosos, esencias, telas, sal, tintes, vino y otros tipos de mercancías que solían transportarse en los barcos mercantes, caso de los fenicios. La Edad MediaSiguiendo la división historiográfica clásica podemos dividir a la Edad Media en Alta y Baja. En la primera, los piratas protagonistas fueron los vikingos y los árabes; en la segunda, el centro de atención se desplaza más hacia el Mediterráneo Oriental y la creciente expansión del Islam.

Los vikingos
vikingo viene a significar «el que va a saquear», o también «el que merodea por las costas». Los vikingos no solían vincular sus acciones a otros ideales que no fueran el conseguir riquezas, esclavos o tierras donde asentarse, ni tampoco solicitaban algún tipo de permiso a una autoridad mayor que justificara sus acciones Los vikingos muestran otra constante en la piratería. Pese a ser considerada siempre una profesión de hombres (con prohibición expresa en algunos casos de embarcar mujeres), las féminas siempre han participado y dirigido expediciones, navíos y flotas. Así, numerosas naves normandas eran mandadas y tripuladas en su totalidad por mujeres.

Los dhows son embarcaciones tradicionales árabes muy parecidas a las utilizadas por ese pueblo en tiempos de los abásidas, cuando fueron diestros piratas y los mejores navegantes de su época.Si nos atenemos a la distancia de sus rutas, los árabes fueron los mejores navegantes de su época. Ya en el siglo IX fueron capaces de abrir la mayor ruta comercial conocida entre la península Arábiga y China, muy por encima de las travesías vikingas por Europa. La expediciones árabes buscaban tres cosas: materias primas que pudieran luego trabajar o vender, productos de Oriente para negociar y esclavos que vender. Aunque otros o esos mismos árabes atacaban asimismo barcos para apoderarse de su mercancía. La zona más peligrosa era y continuó siendo el estrecho de Malaca,

Tres acontecimientos relacionados marcan la piratería tras la Caída de Constantinopla hasta la Revolución Francesa:
El descubrimiento de América por España.
La exclusión de Inglaterra, Francia y más tarde Países Bajos tras el reparto de todas esas tierras entre España y Portugal por el Tratado de Tordesillas (bendecido por bula papal).
Las inmensas riquezas halladas en el Nuevo Mundo.
Una cuarta circunstancia, no tan unida a las anteriores, la constituyó el creciente poderío musulmán, especialmente turco, en todo el Mediterráneo.
Los corsarios berberiscos
el mar Mediterráneo conoció las numerosas incursiones de piratas y corsarios turcos y berberiscos que atacaban las naves y costas europeas en medio del conflicto entre el Cristianismo y el Islam, que culminó con la conquista cristiana de Granada y la turca de Constantinopla, Chipre y Creta.
Los berberiscos contaban con los importantes puertos de Tánger, Peñón de Vélez de la Gomera, Sargel, Mazalquivir y los bien defendidos en Túnez y Argelia, incluso Trípoli, desde los que atacar cualquier punto del sur europeo y refugiarse con rapidez llevando los rehenes por los que se pedía rescate. Debe tenerse en cuenta que la piratería a naves cristianas era considerada por los berberiscos una forma de Guerra Santa y, por tanto, noble y ejemplarizante.
La mayor parte de las naves berberiscas consistían en galeras de poca altura, propulsadas por remos. Los remos eran bogados por muchos esclavos no musulmanes, algunos raptados de países europeos y otros comprados del África Subsahariana. La galera generalmente tenía un solo mástil con la vela cuadrilátera. Las acciones berberiscas fueron aumentando en número y osadía, llegando a tomar posesiones en Ibiza, Mallorca y en la propia España continental con ataques en Almuñécar o Valencia.
Más tarde surge como nuevo pirata la figura del corsario inglés, una clase social sui géneris, especializada en el robo marítimo, en el saqueo de ciudades, puertos y mercancías. Los corsarios disfrutaban de lo que se llama patente de corso, es decir, «licencia para robar y saquear» con la autoridad explícita del rey u otro gobernante.
Patente de corso
La patente de corso (del latín cursus, «carrera») era un documento entregado por los monarcas de las naciones o los alcaldes de las ciudades (en su caso las corporaciones municipales) por el cual su propietario tenía permiso de la autoridad para atacar barcos y poblaciones de naciones enemigas. De esta forma el propietario se convertía en parte de la marina del país o la ciudad expendedora.
Las patentes de corso fueron muy utilizadas en la Edad Media y en la Edad Moderna cuando las naciones no podían costearse marinas propias o no lo suficientemente grandes. De esta forma Francia e Inglaterra las utilizaron ampliamente y España hizo uso de ellas muy tardíamente y en pocas ocasiones. También fueron utilizadas por las naciones americanas durante las guerras de Independencia.
Derechos de una patente de corso
** Para el propietario
Poder utilizar los fondeaderos y puertos de la nación que la otorgaba.
Tener acceso a las vituallas y suministros de una forma igual o similar al que disponían las naves regulares de la marina del país en cuestión.
Poder mostrarla al ejército enemigo, en caso de ser capturado, y solicitar ser tratado como prisionero de guerra, en lugar de como pirata, evitando así ser colgado «de alguna entena quizá en su propio navío», en palabras del poeta José de Espronceda
. Ascender al grado de corsario y sentirse miembro de la marina real. Mostrarla como reclamo para el reclutamiento de la tripulación.
** Para la nación o ciudad Poder controlar de cierta manera al propietario. Tanto es así que Luis XIV y otros monarcas franceses exigían fuertes fianzas para evitar que los armadores obligaran a sus oficiales a realizar acciones impropias para un miembro de la marina nacional.
Disponer de una armada sin necesidad de invertir en la construcción de barcos, reclutamiento de tripulación, armamento, etc.
Tener derecho a parte de los beneficios obtenidos.
Poder alegar que las acciones realizadas contra países contra los que no se estaba en guerra, pero a los que se les quería hostigar, eran obra de piratas ajenos a su voluntad.
El Corsario no es un pirata
Pese a la creencia errónea, los corsarios no son piratas, son marinos particulares que firman un convenio con una Nación, reciben una Patente de Corsario y se obligan a luchar solamente contra el enemigo de esa Nación, mientras dure la guerra. Una vez finalizada o vencida la patente vuelven a su navegación particular. Si violan el convenio, atacando a cualquiera o vencida la patente, pasan a la calificación de Pirata, pero ello se dio en contadísimos casos entre los corsario del Río de la Plata
De esta manera, los piratas clásicos se van haciendo corsarios, que es una postura más cómoda, pues actúan siempre dentro de un orden legitimado y bajo la protección de la ley.
La percepción de los corsarios depende obviamente del observador: para los atacados son simplemente piratas, o mercenarios sin escrúpulos, mientras que para sus connacionales son patriotas e incluso héroes. En Inglaterra, la piratería se convirtió en un negocio legítimo. Fue Enrique VIII el primer monarca que expidió las patentes de corso. Más adelante, la reina Isabel I se convertiría, por este medio, en «empresaria marítima», otorgando las patentes a cambio de parte del botín conseguido.
Asimismo debe tenerse en cuenta que estos corsarios muchas veces eran comerciantes que vendían productos muy necesarios para los colonos y compraban a buen precio los artículos que éstos debían vender exclusivamente a la Casa de Contratación. Por lo tanto, en muchas ocasiones, la presencia permanente de piratas en el casi despoblado Caribe insular era bien vista, e incluso necesaria, tanto para los habitantes como para las élites españolas residentes en América. Es el caso de John Hawkins que vendió esclavos traídos desde África y compró especies a mucho mejor precio que el pagado desde Sevilla
En algunos casos, después de expirada la licencia o acabada la guerra, los corsarios vuelven a actividades privadas como ricos burgueses que incluso son condecorados. En Inglaterra existen monumentos levantados a algunos corsarios, considerados como héroes. El más famoso de los corsarios del siglo XVI es, sin duda, Francis Drake, insigne almirante, honrado por su reina en agradecimiento a los servicios prestados y elevado a la categoría de sir. Sobrino de otro pirata, también ennoblecido por la reina, sir John Hawkins, juntos asaltaron Veracruz en 1568, cuando aún carecía de fortificaciones. Drake tiene en su haber el más cuantioso botín recordado en la historia: dos buques españoles que transportaban oro y plata americanos desde Nombre de Dios, lo que le supuso que Isabel I lo armara caballero. Sin embargo, no todos los corsarios consiguen el título de caballero. Algunos de ellos, una vez acabado el conflicto que propició la expedición de su patente, continúan su actividad convertidos en simples piratas
Como se ha indicado, se llamó corsarios a los que actuaban por cuenta de sus reyes, quedándose con parte del botín. Por su lado, los simples aventureros y ladrones fueron conocidos con el nombre genérico de bucaneros, pues sus tripulaciones se nutrían de habitantes de las islas que preparaban y vendían carne al bucán, es decir, ahumada.
Resaltan las figuras de Henry Morgan, El Olonés (de nombre Jean David Françoise de Nau), el holandés Laurens de Graff, Lorencillo (llamado así por su corta estatura; otros hacen referencia a él como Lorent Jácome), todos ellos piratas sin escrúpulos. Los peores asaltos que se recuerda fueron: Maracaibo por El Olonés, Veracruz por Lorencillo y Puerto Bello por Morgan. Estos lugares azotados y desprotegidos no contaban con ninguna defensa por parte del Imperio español de ultramar.
Pero esta situación fue cambiando a medida que las colonias iban aumentando en población, y la metrópoli fue invirtiendo en la flota, defensas y guarniciones. De esta forma, a finales del siglo XVI los principales piratas y corsarios habían muerto o estaban prisioneros: Richard Grenville fue derrotado y muerto en 1591 en las Azores. Thomas Cavendish fracasa en una expedición y fallece en África. David Middelton fracasa también en las Azores. George Clifford perdió 14 de sus 28 naves salidas de Plymouth en la Operación Raleigh en 1595; entre ellos cayeron John Hawkins y Francis Drake.
Leyes de la isla tortuga .
La primera ley de la hermandad dictaba: -«Ni prejuicios de nacionalidad ni de religión». En este punto, la coincidencia es general. Convivían perfectamente católicos con protestantes e ingleses con franceses. Se privilegia la individualidad como materia de crítica. Las guerras europeas y sus odios no llegan a la Isla de la Tortuga. No hay países, hay hermanos, pero cabe destacar que existían diferencias lingüísticas que separaban a algunos grupos.
La segunda ley indíca que: -«No existe la propiedad individual». Entendiéndose por esto la propiedad de un determinado terreno. Quiere decir que la isla es de todos y para todos; cabe destacar que los barcos de la cofradía tampoco tenían un propietario fíjo.
La tercera ley indíca: -«La Cofradía no tiene injerencia en la libertad de cada cual». Quiere decir que no habría impuestos ni imposiciones de trabajos forzados ni código penal. Cualquier problema entre hermanos debía solucionarse solamente entre ellos. La participación en travesías es completamente voluntaria y no existirá obligación alguna cuando llege la hora de componer tripulaciones o armar un ejército.
La cuarta ley: -«Si un cófrade abandona la sociedad, jamás será perseguido». Esta ley permitía libertad absoluta para abandonar la cofradía en cuanto su integrante lo decidiera o volver a entrar si lo quería.


La quinta ley de la cofradía: - «No se admíten mujeres». Esta ley sólo se aplicaba a la restricción de mujeres blancas en la isla, ya que representaban un tipo de propiedad individual. Esta ley evitaba que se formaran formas de vida estables que pusieran en peligro la libertad adquirida. Sólo se admitían mujeres negras y esclavas, puesto que las esclavas no eran consideradas personas que pudiesen «apresar» a un hombre en tareas indignas para un hermano.
otro tipo de bandidos del mar fueron los «filibusteros», especialistas tanto en el robo y pillaje de barcos españoles como en introducir mercancías de contrabando, sobre todo en Cuba y en las islas cercanas. No hay unanimidad respecto al origen de la palabra. Unos la derivan del inglés free booter, merodeadores del mar. Otros afirman que puede venir del nombre de los buques ligeros fabricados en la zona de Las Tortugas, muy veloces por su proa afilada, por lo que eran llamadas fly-boats y a los que los españoles llamaban filibotes. Existe una tercera versión, más inverosímil, que sostiene que pudo surgir de una hermandad pirata fundada en las Tortugas, la hermandad de los hijos de los botes o filiboat. En cualquier caso, se trataba de tipos sin escrúpulos como sus anteriores colegas, pero tenían costumbres distintas, pues esta nueva especie liquidaba rápidamente el botín conseguido para empezar de nuevo la aventura del pillaje. Tenían a gala un lema: «Contamos con el día en que vivimos y nunca con el que habremos de vivir». Belice fue un importante refugio filibustero durante el siglo XVII. Aunque pertenecía a la Capitanía de Guatemala, los filibusteros encontraron fácil acomodo allí al estar su costa resguardada por arrecifes y de difícil acceso a través del continente.
himno pirata
¡¡¡Velas, arriad, elevad el anclaVamos a zarpar!!!
¡¡¡Remen sin parar, divisar un barcoVamos a abordar!!!
Travesía, himno a la alegría de Piratas del marTravesía, himno a la alegría de Piratas del mar
Cuando el Sol ilumina el marY las olas rompen por la libertadCuando el Dol ilumina el marLas sirenas cantan en la eternidad
Cantos van...Siguen al barcoDesde el cielo llegará la bendiciónValares dan la salvación
Miren a estribor, que ondee la calavera,¡¡¡preparad cañón!!!Hacia el bergantín, catalejo en mano,nuestro es el botín
Travesía, himno a la alegría de Piratas del marTravesía, himno a la alegría de Piratas del mar
No hay ciudad, ni patria, ni amorNos guía nuestro padre "el anciano mar"Navegar con nuestra canciónUna isla de ensueño y un trago de ron
Cantos van...Siguen al barcoDesde el cielo llegará la bendiciónValares dan la salvación

saurom lamderth
http://www.youtube.com/watch?v=LHpDdrArOJU

No hay comentarios: