El ministro Kreimerman lo anunció en conferencia de prensa, en la que no estuvo presente el presidente. Hace 20 días Mujica había dicho desde Nueva York, que los ganadores eran POP TV y VTV
El gobierno decidió otorgar los dos nuevos canales de tv digital privada a Saomil SA (VTV) y al Consorcio Giro (integrado por La Diaria y Cooperativa Demos), según informó el ministro Roberto Kreimerman en conferencia de prensa.
La decisión final llega tras varios días de análisis y presiones políticas, en las cuales la postura oficial fue para uno y otro lado, entre mantener la decisión de otorgar uno de los canales a Pop TV y dárselo a Giro, quien había apelado la decisión luego de haber sido el primer puntuado por la Comisión Honoraria Asesora, que encontró debilidades en la faz económica del proyecto.
Sobre el cambio de decisión de Pop TV a Giro, Kreimerman señaló: “El punto central es que Giro había presentado un buen proyecto comunicacional, que va a ser muy importante. Pero ese buen proyecto sobre la producción nacional, de ficción, de comunicación que se evaluara de forma muy positiva, tenía problemas de aspectos formales y económicos. En la resolución inicial hicimos hincapié en que los puntos sobre la capacidad económica debían ser aclarados. Esa es la palabra exacta, en el sentido de clarificar, porque así como se habían presentado la primera vez, no eran suficientes. Queremos proyectos de calidad, plural, y que sean sustenables, y que puedan iniciarse. El cambio es que la contestación de las vistas, tras el análisis jurídico, levantan esas objeciones y Giro retoma su lugar”.
Además, el subsecretario Ortuño amplió expresando que los integrantes de Consorcio Giro “presentaron dos elementos que nos resultan fundamentales porque fundamentan el levantamiento de las objeciones”.
En primer lugar, “en tanto estaban planteados cuestionamientos sobre capacidad económica en aspectos patrimoniales, la diaria y Demos ha expresado en la vista que comprometen el Patrimonio de cada uno de los integrantes del Consorcio y las cooperativas, constituyendo un patrimonio de US$ 22 millones, un millón de dólares aproximadamente, lo cual supera una de las cuestiones planteadas, la capacidad económica para poder empezar el proyecto”, expresó el subsecretario.
Además, Ortuño hizo referencia a las “posibilidades que favorecen a los proyectos cooperativos por la ley de cooperativas, que reconoce y otorga posibilidades de capitalización y financiamiento distintas de las sociedades comerciales. Habilita a la capitalización de hasta un 50% de su patrimonio mediante emisión de participaciones de interesados en participar a su riesgo del proyecto”.
Consultado sobre por qué no estuvo presente en el anuncio el presidente Mujica, Kreimerman expresó: “Con el presidente estuvimos reunidos hasta hace 15 minutos tomando la resolución, además antes estuvimos reunidos en su casa. Le corresponde al ministerio porque el presidente tenía otras actividades y explícitamente nos delegó la comunicación, entendiendo el procedimiento, que se hizo de forma ordenada y jurídica”. Sobre si estaba de acuerdo con la decisión, el ministro puntualizó: “Acompaño la definición, está muy claro que el sistema era de otorgar vistas y evaluar en forma objetiva, adecuada a la ley, si eran levantados los descargos. Aquí se ha dado fiel cumplimento al proceso”.
Los oferentes presentaron los lineamientos del plan de negocios para viabilizar sus proyectos. Los tres actuales operadores privados, Montecarlo TV (Canal 4), Saeta TV (Canal 10) y Sociedad Larrañaga SA (Canal 12), que tienen un canal reservado, fueron eximidos de participar en la audiencia.
Los oferentes que participaron de la audiencia pública fueron: Consorcio Pop TV (Oz Media y Grupo Blá); Sarmelco (propiedad del accionista del diario El País Diego Beltrán); Compañía Uruguaya de Publicidad SA (del empresario radial Pablo Lecueder, titular de Océano FM); Saomil SA (Grupo VTV, cuyo paquete accionario es propiedad de Nelson Gutiérrez); el Consorcio Giro (del grupo periodística La Diaria); y el empresario periodístico Federico Fasano
Los oferentes presentaron los lineamientos del plan de negocios para viabilizar sus proyectos. Los tres actuales operadores privados, Montecarlo TV (Canal 4), Saeta TV (Canal 10) y Sociedad Larrañaga SA (Canal 12), que tienen un canal reservado, fueron eximidos de participar en la audiencia.
Los oferentes que participaron de la audiencia pública fueron: Consorcio Pop TV (Oz Media y Grupo Blá); Sarmelco (propiedad del accionista del diario El País Diego Beltrán); Compañía Uruguaya de Publicidad SA (del empresario radial Pablo Lecueder, titular de Océano FM); Saomil SA (Grupo VTV, cuyo paquete accionario es propiedad de Nelson Gutiérrez); el Consorcio Giro (del grupo periodística La Diaria); y el empresario periodístico Federico Fasano
Resulta indudable la difusión -y reconocimiento- internacional de la figura del presidente uruguayo José “Pepe” Mujica, e indirectamente, a través de él, del país que preside.
Es un rasgo destacable de su gestión que contribuye a reducir parcialmente el bloqueo informativo al que es sometido Uruguay y América Latina en general. No es esta producto de la noticia de estos días sobre su supuesta ubicación en el top ten de los premiables con el Nobel de Paz. Aun si se le otorgara tal distinción, dudo que le aportara algo a su prestigio ya que es la propia institución otorgante la que carece de él al oscilar anualmente galardonando por igual tanto a criminales como a defensores de derechos humanos, a oprimidos y opresores, a guerreros y pacifistas. La estatura histórica de Mujica no dependerá con el tiempo de esta o cualquier otra distinción como no depende hoy la de Borges en la esfera literaria. El dato que aportó esta semana el editorialista Pasculli en este diario, de que el 80% de las búsquedas en Google sobre Pepe se efectúan allende el Plata, indicaría esta tendencia que resulta saludable, aunque conlleva a la vez algunos riesgos inherentes a la construcción mediática del “personaje” y sus posibles mistificaciones o la mera curiosidad ante lo excéntrico.
Buena parte de la información que los latinoamericanos consumimos sobre nuestra propia realidad está producida y procesada por agencias de los países hegemónicos con particular inclinación por la descontextualización y el rechazo tácito de la otredad. In extremis, desearían presentarlo como algo menos de dos siglos atrás hicieron los franceses con aquella nativa charrúa sobreviviente de la masacre de Salsipuedes, Guyunusa, quien fue exhibida junto a otros tres aborígenes en un zoológico humano parisino. En última instancia, como alguien ajeno a la “civilización desarrollada”, encubierta ahora con algunas pátinas de corrección política y simpatía por lo diverso: una excepción inofensiva. Sin ir muy lejos, es lo que intentó expresar el candidato presidencial derechista Lacalle, antes de ser derrotado por Mujica, al considerar su vivienda como un “sucucho”, algo del orden de las antiguas tolderías. Buena parte de las expresiones políticas románticas contra la modernidad corren el riesgo de ser estigmatizadas y hasta ridiculizadas, pero en ellas se sitúan gérmenes críticos importantes cuando no son desviados hacia el misticismo.
Personalmente las tomo muy en serio. Sin embargo, tanto más inofensivo será cuanto más se autonomice el personaje de las fuerzas históricas que lo produjeron, cuanto más se lo individualice y neutralice de conclusiones políticas y morales generalizables. Lo peor que puede hacerse desde la propia escena y el rol protagónico es contribuir a ello. Al mundo –no exclusivamente occidental- llama la atención su vida austera (me cuento entre quienes lo enfatizan) que contrasta con la de buena parte de los políticos profesionales de muy variada laya y latitud. Pero soslaya que no es el único caso en Uruguay, ni tampoco lo es necesariamente en otros países latinoamericanos, aunque en lo que a austeridad y/o corrupción respecta, las desigualdades nacionales pueden ser abismales. Expresa una proporción de fuerzas progresistas y de izquierda que consideran, para ponerlo en palabras del presidente boliviano Evo Morales, “que empobrecerse es otra forma de hacer política” como cuando se dirigió particularmente a los candidatos y jerarcas de su partido, el MAS, instándolos “a renunciar si no están preparados para eso”.
Queda enfatizada de este modo la ponderación moral según la cual la asunción d
e responsabilidades públicas, al igual que toda otra forma de militancia, no debe traer beneficios materiales, sino inversamente hasta perjuicios. Pero lo que atrae la atención no son los discursos, sino la coherencia entre ellos, sus fundamentos y las prácticas de quienes los profieren o, en otros términos, la dimensión política que adquieren. En la policromática paleta de la libertad de conciencia, la política difícilmente se moralice en el contexto hegemónico liberal y fiduciario actual.
Sin embargo, aún apreciado el Presidente por cierta proporción de ciudadanos de aquí y allá, tal como se lo personaliza –tanto la opinión pública como voluntaria o involuntariamente el propio personaje- no supera el nivel de lo que Kant llamó “imperativo hipotético”, es decir, aquel que debe ser aplicado exclusivamente por quien comparta el principio moral, eximiendo al resto de su cumplimiento.En términos no ya filosóficos sino ahora políticos, una resignación personal más próxima a la caridad, la beneficencia y la filantropía que al recordado primer imperativo categórico que Kant postuló: Obra solo de forma que puedas desear que la máxima de tu acción se convierta en una ley universal”. Es que los fundamentos de su práctica austera y crítica del consumismo eluden frecuentemente las determinaciones estructurales y los anclajes institucionales, oscilando entre el pragmatismo y el moralismo acotadamente individual.
Personalmente comparto sus razones pragmáticas en la esfera individual. Cargarse de posesiones y resguardos, no solo exige una enorme energía libidinal en obtenerlas, sino que conlleva también la necesidad de protegerlas sustrayendo para ello tiempo al deseo y la realización subjetiva o la creación, cualesquiera sean las concepciones de estas, a excepción de que coincidan con tal acumulación de pertenencias.
Sin embargo esta última, por absurda que parezca, tiende a ocupar un lugar predominante en el sentido común dominante y las pulsiones motrices de la mayoría de la sociedad, incluyendo a los desposeídos. Una larga batalla ideológica y cultural requeriría poner en discusión la filosofía de vida de los sujetos, para lo cual no solo serán necesarias ideas y ejemplos sino también grandes medios de comunicación a su servicio, posibilidad que precisamente el propio presidente uruguayo está próximo a clausurar con su estrategia de comunicación audiovisual. También resulta pragmática la crítica “social” al consumismo, fundamentada como lo hizo en el discurso en la Naciones Unidas, en la imposibilidad de que toda la humanidad pueda aspirar a consumir como un estadounidense promedio porque sería necesario más de un planeta para ello.
No desprecio el papel que puede desempeñar la motivación moral y la iniciativa individual, que tanto valoró por ejemplo el “Che”, pero la concibo como una oposición de resistencia minúscula frente al huracán del mercado y la conservación de los poderes establecidos. Sin medidas políticas y económicas precisas fundadas en principios morales, será difícil superar el imperativo hipotético y por tanto corregir el rumbo de la historia o acercarse siquiera a la institucionalización del imperativo categórico.
Pero en términos de ontología del ser social, se trata de una crítica a los síntomas del mundo, sin reflexión sobre las causas, o peor aún, eludiéndolas. Efectivamente el templo de los antiguos dioses inmateriales fue ocupado por el numen mercado que organiza la vida, para resumir los conceptos de ese discurso en la ONU. Sus formas organizativas fueron inmejorablemente expuestas hace más de un siglo y medio atrás en la obra “El Capital” por Karl Marx, para quien el misterio fantasmagórico del dominio de las cosas sobre los sujetos proviene de la organización social misma al depositar, inconsciente e involuntariamente, las potencias sociales colectivas en las cosas.
El denominado fetichismo de la mercancía no es un fenómeno psicológico o espiritual sino una consecuencia ineluctable de la forma mercancía en la producción y distribución de la riqueza. No se desvanece con su crítica. Además de explicar el hecho de que la vida social se encuentre reificada o cosificada, subraya la particular capacidad de adherencia y porosidad que esta forma social de las cosas adquiere para la libido. Las cosas, de este modo, pueden cargarse subjetiva y libidinalmente en sustitución de la realización subjetiva, la creación o los goces. No afecta a burgueses amantes de Ferraris y Rolex, sino también a todas las clases y capas sociales, aún las más marginadas, como por ejemplo en el culto actual juvenil del calzado y ropa deportiva de determinadas marcas que identifican a ciertas tribus urbanas. No se detiene en la tangibilidad de los bienes materiales sino que alcanza hasta el esculpido sintético de los cuerpos siguiendo ideales de belleza y juventud solo alcanzables en el horizonte utópico o en la ilusión manipulada del photoshop. Las cosas se han cargado del erotismo que se nos ha sustraído de la vida real.
Pero si en lo inmediato las relaciones de fuerza y la inventiva impiden que el capitalismo sea superado por otras formas de organización social (cuya factibilidad deberá adoptar un carácter global) a escalas nacionales con consecuencias internacionales, es factible producir cierta desmercantilización. Al menos respecto a las formas más puras y salvajes del mercado, a través de políticas concretas redistributivas de los recursos materiales y los poderes. El consumismo es inherente al desarrollo del capital e indetenible por el voluntarismo, aunque se encuentre inspirado en principios morales compartibles.
Hoy algunos líderes mundiales y tecnocracias autocomplacientes celebran que “solo” 842 millones de personas, una octava parte de la población mundial, padezca hambre crónica además de otras insuficiencias sanitarias, porque reduce en 20 millones los guarismos del bienio pasado, según la FAO. No puede antecederse el “solo” a los casi 10.000 niños que mueren diariamente por causas fácilmente evitables.
Aquella conclusión sintética que el economista belga Mandel extrajo de la historia del capitalismo, como aquella del pasaje del consumo suntuario al masivo, indudablemente tropieza en ciertas zonas y franjas sociales con obstáculos empíricos para su plena verificación. No es indiferente cualquier reducción de los padecimientos, tanto en el mundo como en cada nación, pero siempre que su reconocimiento pueda convivir con la indignación horrorizada y la urgencia ejecutiva frente a lo que resta. Aquí, allá y en todas partes.
Solo habrá un breve respiro frente al esfuerzo cuando a una tragedia con algunos liberados ya no pueda anteponerse la palabra “solo”. Soledad Platero
Las fotocopias hacen “inviable” el trabajo editorial
La presidenta de la Cámara del Libro, Alicia Guglielmo, señaló que el procedimiento contra las fotocopiadoras llamó la atención porque hace años no se hacía nada. Dijo que el Fondo de Cultura Universitaria, responsable de la denuncia, fue creado para facilitar el acceso a los libros y tiene representantes de los estudiantes en su directiva. “O se paga el trabajo editorial o la industria cierra. Y eso quiere decir 1.200 puestos de trabajo”, señaló.
Este lunes, la policía allanó una decena de locales en la Galería Montecarlo, frente a la Universidad de la República, por una denuncia de fotocopias ilegales de libros de estudio hecha por el Fondo de Cultura Universitaria (FCU) en 2011. El operativo incluyó camiones y grúas para llevarse el material.
La Justicia del Crimen organizado investiga la violación del artículo 15 de la ley 17616 de derechos de autor, que señala que quien reproduzca total o parcialmente una obra será castigado con una pena de tres meses de prisión a tres años de penitenciaría.
Guglielmo, presidente de la Cámara del Libro, dijo que la denuncia del FCU fue de mayo de 2011 pero no es la primera de este tipo. Recordó que esa institución fue creada para facilitar el acceso de los estudiantes a los textos y que en la directiva hay representantes del Centro de Estudiantes de Derecho.
Para ella, la práctica generalizada de las fotocopias hace inviable el trabajo de editar libros de texto. “El tema de la fotocopia no es de ahora. Por la falta de intervención estatal, se generalizó absolutamente”, lamentó.
El Plan Ceibal, según la presidenta de la Cámara del Libro, es un ejemplo de garantizar el acceso a los libros. “El Plan Ceibal tiene no solo literatura para los niños sino que tiene los libros de texto de primero a tercero para todos los escolares de forma gratuita y legal”, dijo.
Uno de los déficit está en las bibliotecas públicas uruguayas. Guglielmo señaló el caso de países como Suecia o Noruega donde la población tiene todos los libros a disposición, sean de texto o ficción, en las bibliotecas públicas. “El punto es buscar de qué manera el libro llega a las manos de la población pagando el trabajo que lo creó”, afirmó.
La representante de la industria editorial también llamó la atención sobre la calidad de la enseñanza que se imparte en base a repartidos de fotocopias.
“La cultura es un bien que a la sociedad le es muy necesario y cuando se daña, nos dañamos todos. Cuando un médico estudia de fotocopias me asusta un poco porque cuando uno agarra un repartido son fotocopias sueltas que muchas veces no sabe de dónde son”, dijo. “La calidad de enseñanza por fotocopias hace que el profesional no tenga el sentido crítico por ejemplo para comparar autores. Ahí hay un problema muy serio”, agregó.
Guglielmo reconoció que los libros son “carísimos” en muchos casos, sobre todo en los importados. Dijo que muchas veces las editoriales deciden importar pocos ejemplares porque saben que se van a fotocopiar. “Es un círculo vicioso. Si se vendieran más libros los costos unitarios bajarían. El precio es carísimo pero porque se vende muy poco. Por un lado porque el Estado no está comprando libros y por otro porque estas empresas de fotocopiados se están apropiando del trabajo de otros”, dijo.
Dudas, enormes dudas asaltan a los hombres cuando una mujer asegura que los piropos la violentan, que son una agresión a su privacidad, que la hacen sentir perseguida, que ya no saben de qué manera vestirse para salir a la calle.
Las más dispuestas al halago callejero admiten, en todo caso, que no es lo mismo escuchar una voz que les susurra algo así como “quisiera ser un jardín para que esa flor…”, que padecer un grito que les promete que le van a hacer de todo, tanto del derecho como del revés.
Para terminar con esa débil línea que separa lo presuntamente galante de lo abiertamente grosero no hay mejor remedio que terminar de una buena vez por todas con ese género bastardo y berreta que se ha dado en llamar piropo.
Cualquiera de ellos envilece al hombre que lo practica en un lugar público –porque si hay algo que caracteriza al piropo es la ausencia de privacidad- y lo convierte en un escupidor de frases para el olvido. No hay ningún hombre, por más Jardín Florido que se crea, que se salve de la vergüenza de haber lanzado coplas azucaradas a la primera mina mas o menos buena que viene de frente o que se va, inevitablemente, de espaldas.
Ni los versos de Neruda, ni los de Vallejo, ni los de ningún poeta sobreviven a esa intromisión no pedida por aquella que lo recibe en los oídos. Lo peor del piropo es que resulta del todo inútil, no se conoce el caso de ninguna mujer que se haya ido con un hombre que le grite “estás más fuerte que timbre de convento”.
Los elogios, que nada tienen que ver con la picaresca piropeadora, nacen en los lugares más íntimos de la pareja. Allí sí, una vez pactado el encuentro deseado, uno tiene el derecho de soltar toda su artillería de frases seductoras y tiene el deber de salir
Más allá de que existan mujeres que, sin admitirlo, lo desean a escondidas, es responsabilidad del hombre la de terminar con esta guarangada galante que ya ha pervivido demasiado tiempo. Lo digo yo que, gracias a una insalvable timidez, me blindé desde siempre contra esos requiebros de la voz, pero deberían sumarse aquellos sarpados y esos caballeros que pasan vergüenza mientras hacen daño a quien no se lo espera o le inflan el ego a quien no se lo merece.
Eso sí: si un día voy por la calle y alguna mujer me susurra al pasar algunos versos en los que la ironía promete disolverse hasta convertirse en algo serio, y me propone “quiero aburrirme en tus fiestas familiares”, yo borraré con el codo lo que escribí con la mano y, con una leve inclinación, le diré: “Puede pasar, señorita, está usted invitada”.
Nos acompañaron con la música :
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