Leyenda de La Bikina
En una noche de tormenta, cruzó por el espacio un lucero luminoso, que fue a chocar contra la cima de un monte, un campesino que había seguido la trayectoria del meteoro, corrió hasta donde supuestamente se había estrellado y cuál fue su sorpresa al ver que en el lugar se hallaba una recién nacida abandonada a su suerte, tal como Superman, historia que también se basa en esta preciosa leyenda. El indígena la recogió y la llevó a su chocita, su mujer la atendió cariñosamente, inclusive la amamantó, ya que acaba de ser madre apenas hacía dos meses. Pasaron los días y la depositó en un convento con las madres Carmelitas La niña creció entre las monjas y cada día sus ojos azules resaltaban más ante la negrura de su cabellera. Se iba tornando de una extraña belleza. Le habían bautizado con el nombre de Carmen un día la paz del apacible convento se vio alterada por un tiroteo feroz, las monjas corrían por los jardines y trataban de esconderse Carmen, resultó el blanco de los hombres, que al verla se quedaron prendidos de su belleza. Encerrada 17 años, sin saber de la vida y de pronto había sido ultrajada, sin entender siquiera qué le había ocurrido, . Carmen olvidó su nombre y todo lo relacionado con su persona, alguien le puso La Bikina, caminó por varios pueblos y haciendo trabajos domésticos se mantenía. Ningún hombre podía acercársele, respondía como una fiera ante cualquier insinuación y se daba a respetar, pero intrigaba su soledad y su mutismo. El destino la puso nuevamente frente a su violador y en esta ocasión, ella le sonrió, no le dijo nada, pero aceptó caminar su mismo rumbo Vivió una noche de amor incomparable y ya para el amanecer salió del lugar subió a la montaña y como la última estrella de anochecer se perdió en el firmamento.
Guerra CristeraLa Guerra Cristera (también conocida como Guerra de los Cristeros o Cristiada) en México consistió en un conflicto armado que se prolongó desde 1926 a 1929, entre el gobierno de Plutarco Elías Calles y milicias de laicos católicos dirigidas por sacerdotes, quienes resistieron la aplicación de legislación y políticas públicas orientadas a restringir la autonomía de las religiones en general y la católica en particul La original Constitución mexicana de 1917 establecía una política que, lejos de separar al Estado de la Iglesia, negaba la personalidad jurídica a las iglesias, subordinaba éstas a fuertes controles por parte del Estado, prohibía la participación del clero en política, privaba a las iglesias de su derecho a poseer bienes raíces, desconocía derechos básicos de los así llamados "ministros del culto" e impedía el culto público fuera de los templos. Tras un período de resistencia pacífica, un número de escaramuzas tuvo lugar en 1926. Las rebeliones formales iniciaron el 1 de enero de 1927 en el centro y occidente del país. Estos rebeldes fueron conocidos como cristeros ya que peleaban bajo el lema "Viva Cristo Rey".
La rebelión cristera en México (1926–1929) fue un intento de elementos feudales ultramontanos de la Iglesia católica mexicana controlada por los jesuitas, con ayuda de bancos y empresas petroleras extranjeras, por derrocar la Revolución Mexicana de 1910 y la Constitución Mexicana de 1917 Como lo documenta “La guerra cristera: el sinarquismo entonces y ahora” (Resumen ejecutivo de la segunda quincena de octubre de 2003, vol. XX, núm. 20), los jesuitas, quienes fueron expulsados de España y sus colonias —incluyendo a México— por Carlos III en 1767, combatieron todo esfuerzo de los mexicanos simpatizantes de los revolucionarios estadounidenses por establecer una república soberana, lo que requería la eliminación de los privilegios feudales de esa Iglesia católica que estaba impidiendo el desarrollo económico de la nación. Cuando la Constitución mexicana de 1917 incluyó artículos basados en el principio de la separación de la Iglesia y el Estado —en la tradición de Carlos III de España, así como también de la Constitución estadounidense—, la jerarquía de la Iglesia católica mexicana controlada por Üntlos jesuitas organizó un derrocamiento de la Revolución Mexicana en defensa de sus privilegios feudales, con la intención de reestablecer un Estado teocrático. Este movimiento contrarrevolucionario organizado por jesuitas como Bernardo Bergöend, fue apoyado y estimulado por las empresas petroleras extranjeras cuyos negocios en México estaban amenazados por los artículos de la Constitución de 1917, los cuales reestablecían el principio de que el subsuelo de México era propiedad de los mexicanos El magnate petrolero William F. Buckley padre y el banquero Thomas W. Lamont, de J.P. Morgan, formaron la Asociación Americana de México en 1921, para oponerse a la expropiación del petróleo por parte del Gobierno mexicano. Lamont también presidía el Comité Internacional de Banqueros, mismo que exigía que México garantizara el pago de su deuda externa a los bancos internacionales.Grito de Guadalajara. En ese Grito, 21 de julio de 1934, la Revolución mexicana"--hacía un llamado para que Revolución, triunfante en lo militar, se trasladara a partir de ese momento al ámbito de la conciencia, de la educación y, de manera más específica, de la educación de los niños. El Grito de Guadalajara marcó el inicio de una serie de reformas al sistema educativo mexicano que culminaron con el proyecto de la así llamada "educación socialista". Las tensiones creadas por el Grito fueron de tales dimensiones que, una vez más, se organizaron una serie de movilizaciones que, por su magnitud son conocidas como "La Segunda", es decir, la segunda cristiada, aunque en esta ocasión no hubo fracturas en el seno del episcopado.
La nueva legislación otorga personalidad jurídica a las iglesias y devolvió parcialmente los derechos políticos a los así llamados "ministros de culto", que ahora pueden votar. Sin embargo, la legislación mexicana aún desconoce el derecho de los "ministros de culto" a ser votados, además de que impone mecanismos muy restrictivos para el ingreso de personal religioso extranjero a México. La personalidad jurídica de las iglesias está limitada también en lo que hace a su capacidad para ser propietarias de bienes inmuebles y especialmente para ser propietarias u operar medios de comunicación electrónicos.La guerra cristera dejó una huella profunda en la vida pública mexicana. En un sentido, dejó en clara la disposición de grupos de laicos dentro de la Iglesia a confrontarse con los líderes de ésta. Las autoridades civiles debieron reconocer la imposibilidad práctica del modelo de relaciones Estado-Iglesia definido por la original Constitución de 1917. Los líderes formales del catolicismo mexicano, especialmente sus obispos, fueron obligados a desarrollar estrategias autónomas de organización y financiamiento de sus actividades.
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