miércoles, 17 de junio de 2009
BLOOMSDAY
Bloomsday
El Bloomsday es un evento anual que se celebra en honor a Leopold Bloom, personaje principal de la novela Ulises de James Joyce. Se celebra todos los días 16 de junio desde 1954.
El 16 de junio es el día en el que transcurre la acción -ficticia- del Ulises. Este día los celebrantes procuran comer y cenar lo mismo que los protagonistas de la obra, o realizar distintos actos que tengan su paralelismo en la novela. Especialmente se realizan encuentros en Dublín para seguir el itinerario exacto de la acciónPor qué leer el Ulises de Joyce
Muchos fracasan antes del intento. Un mito dentro de la literatura, terminó siendo un libro aterrador, enorme en su tamaño y su ambición. Sin embargo brillante. Libro que, apenas publicado se convirtió en un clásico, y James Joyce, por su parte, elevado a la categoría de genio. Y no deja de ser una paradoja que se demorara 24 años en escribir un día (16 de junio de 1904)
Y es que las dificultades del Ulises son enormes. Aunque sobran manuales, análisis y recomendaciones antes de emprender la lectura, sigue siendo un enorme reto a la inteligencia, pero por sobre todo a la paciencia. Pocos lo terminan, menos son los que creen comprenderlo.
Y es que la historia de Leopold Bloom Ese judio-húngaro que vive en una Irlanda católica, extranjero desde (y para) siempre y que, de alguna forma necesita una reafirmación de su condición y sus raíces, Leopold Bloom, agente de publicidad, casado con una cantante liviana de anca, ambos adúlteros y agobiados por los problemas sexuales (o de una sexualidad inexistente en el matrimonio) producto de los traumas provocados tras la muerte de su hijo, que murió hace 10 años, a los 11 días de vida.
Es la visión de una Ítaca que es un completo desastre, y donde su mujer termina siendo un símbolo de ese “lecho de la concepción y el nacimiento, de la consumación y de la ruptura del matrimonio, del sueño y de la muerte” . Acaso la desmitificación del paradigma de la familia victoriana. O el anuncio de la familia disfuncional de la segunda mitad del siglo XX. Una persona para quien el matrimonio es un ultraje.Leopold Bloom, el anti-héroe que regresa a su propio infierno. En esto, Bloom es un náufrago que zarpó de ningún puerto. Sueña con una Ítaca, pero esa Ítaca es una Irlanda que dejó de existir hace años. Es el naufragio de un yo condicionado a las circunstancias; peor, es una conciencia supeditada a las casualidades. Humor negro, si se quiere.
Joyce afirmó haberla llenado de tal cantidad de puzzles “que va a mantener entretenido a los catedráticos durante siglos”, “es la única forma de asegurarme la inmortalidad”, agregó.
Que tiene un mensaje que transmitir es algo de lo que no puede caber duda. Joyce intenta hablar al mundo sobre la gente con la que se ha cruzado en cuarenta años de existencia consciente; intenta describir su conducta y su forma de hablar, analizar sus motivos y referir el efecto que el «mundo», sórdido, turbulento, caótico, con una amósfera mefítica engendrada por el alcohol y el clericalismo dominantes en su país
Joyce está resuelto a referir todo esto de una manera nueva. No de una forma directa, narrativa, con cierta linealidad de ideas, hechos e incidencias y en frases, expresiones, párrafos comprensibles para una persona de educación y cultura, sino en parodias de la prosa clásica y el argot del momento, en perversiones de la literatura sacra, en una prosa cuidadosamente calibrada, con estudiada incoherencia, en símbolos tan ocultos y místicos que sólo los iniciados y profundamente doctos son capaces de entender; en suma, mediante todos los ardides y espejismos a que un artífice magistral, o incluso un mago, puede someter a la lengua inglesa.
Ulises es la aportación más importante a la literatura de ficción que se ha hecho en el siglo XX. Es probable que hoy día no haya ningún escritor en lengua inglesa capaz de igualar la hazaña de Joyce, y es también probable que pocos, aun cuando fueran capaces, se sintieran tentados a hacerlo. Esta afirmación exige decir a renglón seguido que Joyce ha creído oportuno utilizar palabras y expresiones que el mundo entero, y la gente en general, culta o inculta, civilizada o salvaje, creyente o pagana, ha convenido que no deben usarse, y que son abyectas, vulgares, depravadas y perversas.
La respuesta Joyce a esto es del tenor siguiente: «Soy fruto de esta raza, de este país y de esta vida; me expresaré tal y como soy».
Los hechos más destacados de la vida de joyce son los siguientes: nació en el seno de una numerosa familia católica del sur de Irlanda. Durante los primeros años de su niñez, cuando su padre no había disapado aún su pequeña fortuna, lo mandaron a Clongowes Woods, una prestigiosa escuela jesuita próxima a Dublín, donde estuvo hasta que sus progenitores creyeron que había llegado el momento de que decidiera si tenía o no vocación, es decir, si sentía en su fuero interno, en su alma, el deseo de ingresar en la orden.
Después de varias experiencias religiosas perdió la fe y más el patriotismo, y pasó a ridiculizar a sus antiguos correligionarios, y a sentir desprecio por hacia su patria y hacia las aspiraciones que ésta abrigaba. A pesar de la abyecta pobreza de su familia, prosiguió sus estudios en la Universidad de Dublín. Obtenida la licenciatura, decidió estudiar medicina, y así lo hizo durante dos o tres años, uno de ellos en la Facultad de Medicina de la Universidad de París.
Finalmente, llegó a la conclusión de que la medicina no era su vocación y, aunque disponía de dinero para seguir sus estudios, resolvió dedicarse profesionalmente al canto, ya que estaba dotado de una voz de tenor de una belleza extraordinaria.
estos tres noviciados le proporcionaron todo el material que ha utilizado en los cuatro libros que ha publicado. El matrimonio, la paternidad, la mala salud y otros factores dieron al traste con sus ambiciones musicales, y durante los años que precedieron al estallido de la guerra se ganó la vida enseñando inglés e italiano a los austríacos de Trieste.
De la segunda lengua tenía un dominio que hubiera complacido a un profesor de Padua. La guerra dio con él en el paraíso de los expatriados, Suiza, y durante cuatro años enseñó alemán, italiano, francés e inglés a cualquier ciudadano de Berna con el tiempo, la ambición y el dinero necesarios para adquirir una nueva lengua. Desde el armisticio ha vivido en París, terminando Ulises, su obra magna, sobre la que dice estar convencido de que representa todo cuanto tiene que decir, y que, imprudentemente, intentó hacer llegar al mundo por medio de las columnas de The Little Review. Ahora se ha publicado en una edición «privada, sólo para suscriptores».
De muchacho, el héroe favorito del señor Joyce era Odiseo. Veía con buenos ojos su subterfugio para eludir el servicio militar, pero le envidiaba la compañía de Penélope. Sus latentes deseos de venganza se vieron indirectamente satisfechos cuando leyó cómo el héroe se vengó de Palamedes, mientras que la astucia e inventiva del artífice final del asedio de Troya generaron en él una admiración y un afecto permanentes y sin límites. Sin embargo, lo que sedujo por completo a Joyce, el niño y el adulto, y aplacó su alma emotiva, fueron los diez años de vida de su héroe después de tomar la planta del loto. Con el paso de los años, identificó muchas de sus propias experiencias con quien acabó con Polifemo y era el favorito de Palas Atenea.
De modo que, tras meticulosa preparación y planificación, decidió escribir una nueva Odisea, a cuya fuerza atronadora el mundo entero prestaría atención. En los primeros años de su vida, el señor Joyce se identificó sin duda alguna con Dédalo, el arquitecto, escultor y mago ateniense. Esto, probablemente, tuvo lugar hacia la misma época en que llegó a la convicción de que no era hijo de sus padres, sino una persona distinguida al cuidado de una familia adoptiva, Es la trayectoria de Stephen Dedalus la que el señor Joyce retoma en Ulises. De hecho, el libro es un registro de sus pensamientos, gracias, manías y, sobre todo, de sus acciones y de las de Leopold Bloom, un judío húngaro que ha perdido su nombre y su religión, un sensual Hamlet harapiento que ha tomado por esposa a una tal Marion Tweedy, hija de un suboficial destinado en Gibraltar.
Joyce es el único individuo que se haya encontrado fuera de un manicomioy que haya dejado que de su pluma fluyeran pensamientos aleatorios y deliberados, tal y como le venían a la cabeza. No intenta dotarlos de orden, hilación o interdependencia. Su producción literaria parecería así corroborar algunas de las opiniones de Freud. . Joyce translada el fruto de su mente inconsciente, sin someterlo a su mente consciente; y cuando lo somete es para recibir aliento y aprobación, quizá incluso elogios. Joyce coincide con Freud en que la mente inconsciente representa al verdadero ser humano, al hombre natural, y que la mente consciente representa al hombre artificial, al hombre apegado a los convencionalismos, al interés propio, al esclavo del qué dirán, al adulador de la Iglesia Joyce padeció la profunda desgracia de perder su fe, y como no puede desembarazarse de la obsesión de que los responsables de esto fueron los jesuitas, intenta ajustar cuentas diciendo cosas desagradables sobre ellos y convirtiendo sus enseñanzas en objeto de oprobio y escarnio. Tuvo la desdicha de nacer sin sentido del deber, del servicio, de respeto al Estado, a la comunidad y a la sociedad, y está convencido de que tiene que decirlo La relación primaria entre "Ulysses" y la "Odisea" es aparentemente irónica: la esposa de Bloom, Molly, a diferencia de la Penélope de Ulises, no está fielmente esperando su llegada, manteniendo a sus pretendientes a distancia; Stephen Dedalus, el Telémaco (hijo de Ulises) de la novela, está en búsqueda de un "padre" (habiendo abandonado a su verdadero padre, a su Iglesia y a su estado) y descubre no a un gran héroe sino al cornudo Bloom. Pero detrás de esta ironía puede haber alguna simpatía: quizás Bloom es un héroe después de todo, quizás Stephen lo vea.
Joyce en "Ulysses" crea un cierto número de eventos paralelos a los de la épica homérica. Pensó que cada capítulo pudiera tener un episodio paralelo en la "Odisea", aunque no publicó sus títulos de capítulos homéricos cuando "Ulysses" se imprimió. Parte de la diversión de leer esta novela de Joyce viene de reconocer las alusiones e ironías homéricas de Joyce. Por ejemplo: la "Odisea" utiliza una vara afilada para atacar a Polifemo el gigante de un ojo: Bloom tiene sólo un puro que florece frente a un rabioso nacionaliosta irlandés que lo ataca en un bar.
No es sólo que cada uno de los 18 capítulos de "Ulysses" tiene alguna referencia a un episodio homérico, cada uno tenía anexado en la concepción de Joyce algún particular símbolo, color, arte (como medicina o derecho), hasta un particular órgano del cuerpo. Cada uno (después de la primera media docena) también fue escrito en un reconocible estilo diferente.
Las razones tras las alteraciones de estilo capítulo-a-capítulo pueden ser mejor descritas diciendo que el "Ulysses" de Joyce no es sólo la historia de Dedalus y Bloom, sino que es un espécimen del infinito número de maneras que su historia podría ser contada.es una manera semi-jocosa Joyce pensó de "Ulysses" (como la ha hecho mucha gente de las grandes épicas literarias de Homero y Virgilio) como un libro "sagrado", misteriosamente encarnando sabiduría oculta y hasta profecía.
Por último, una profecía: ni diez personas de cada cien serán capaces de leerse Ulises de principio a fin y d e los los diez que lo consigan, para cinco será una verdadera hazaña. .
http://www.connemara.net/video/index.aspx?videoid=4fEK4juR1wI
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