Pete
Seeger, héroe del folk y de la izquierda estadounidense
Fue, a la vez, un referente para las nuevas generaciones de cantautores
y un registro de la historia de la música americana.
Pete Seeger, ha muerto en Nueva
York a los 94 años. Su vida ha sido tan larga que a algunos les sorprenderá
recordar que Seeger fue casi compañero de generación de Woody Guthrie (sólo le
llevaba siete años) e influencia para
artistas veteranísimos como Bob Dylan.
El valor de Seeger se puede explicar con dos ideas: por un lado está su
repertorio propio de folk, más bien modernizado y accesible, su voz clara y su
presencia carismática: alto, , enganchado a un banjo, con un nosequé de guru
Por otra parte, Seeger ha
tenido una importancia extraordinaria en Estados Unidos como el hombre que
rescató una cultura y la relanzó.
dedicó gran parte de su trabajo a buscar en el repertorio
popular estadounidense de la primera mitad del siglo XX y del siglo XIX y a
relanzarlo con un valor actual. Y no sólo actual:
Seeger insistió en
reconstruir una cultura de la clase trabajadora alrededor de esas canciones
porque consideraba que ésta se había perdido en su país a partir de los años
70.
De modo que Seeger fue una especie de arcano musical y político en su
país, una presencia fundamental para Dylan, pero también Don McLean o Bruce
Springsteen
Seeger nació, en 1919, en la familia de dos músicos. El
padre ya había dedicado su carrera a la historia de la música en las
universidades de su país y, aunque procedía de una cultura conservadora y
cristiana, se manifestó públicamente contra la I Guerra mundial. A los pocos
años, se divorció de la madre de Seeger y se casó con Ruth Crawford, una
compositora muy relevante en su tiempo.
En los años 30,
Seeger empezó a militar en varias organizaciones comunistas de los
Estados Unidos, en el momento de más peso para el movimiento obrero en su país.
Entre los años 40 y 50 fue desligándose de la política de partidos, según él,
sin una ruptura clara ni traumática. Antes, tuvo una relación de amor odio con
el presidente Roosevelt, pasó gran parte de la II Guerra Mundial cantando para
las tropas y reconoció en la lucha por los derechos civiles de los negros de su
país uno de los asuntos centrales de su activismo.
Por el camino, dedicó un disco a las Brigadas Internacionales en la
Guerra Civil Española, 'Songs of the Lincoln Battalion', que colocó su historia
en el altar de la cultura de izquierdas estadounidense.
Triste pedido
a la OCDE
-Organización
para el Desarrollo Económico
Los
ministros de Educación de Uruguay, Venezuela, Bolivia, Ecuador, Paraguay,
Argentina y Brasil aprobaron, durante la reciente conferencia del Mercosur, el
envío a la OCDE de una carta pidiendo tratamiento preferencial en las pruebas
PISA
El pedido formal de Uruguay y otros seis países de la región de ser
tratados con benevolencia en las pruebas PISA significa una triste aceptación
de inferioridad educativa y el reconocimiento de incapacidad para acercarnos a
naciones con mejores niveles de enseñanza. No fue accidental que Chile, el país
más desarrollado de la región, se negara a firmar la carta a la Organización
para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), responsable de las
pruebas PISA que evalúan anualmente a los estudiantes adolescentes en todo el
mundo. Colombia tomó igual decisión.
Pero los
ministros de Educación de Uruguay, Venezuela, Bolivia, Ecuador, Paraguay,
Argentina y Brasil aprobaron, durante la reciente conferencia de esos jerarcas
de miembros plenos y asociados del Mercosur, el envío a la OCDE de una carta
pidiendo tratamiento preferencial porque sus liceales están atrasados por culpa
de averiados sistemas de enseñanza.
Estos gobiernos argumentan que la evaluación de la OCDE toma
a alumnos de 15 años, sin tener en cuenta que en los países con ineficiencias
educativas muchos estudiantes de esa edad están en grados liceales inferiores a
los de otras naciones. La situación ciertamente existe, producto habitualmente
del ingreso tardío a la enseñanza o a altos niveles de repetición en el ciclo
secundario, que en Uruguay alcanzan niveles pavorosos. Pero es
vergonzoso que los gobiernos pidan, como respuesta a su ineficacia educativa,
que sus liceales sean medidos con más suavidad tolerante. Equivale a ponerlos
en la misma situación que los caballos de carreras con hándicap, en las que se
asigna menor peso a los equinos de más bajo rendimiento.
La carta
ministerial argumenta que las exigencias evaluatorias de la OCDE “están muy
orientadas al Hemisferio Norte”. El curso lógico es que, ante una realidad
inocultable, los países más atrasados mejoren sustancialmente sus niveles de
educación secundaria.
Se ha optado, en cambio, por proponer que se mida a sus
adolescentes con menos rigurosidad, lo que tiende a alentar la inercia en un
área crucial, en vez de fomentar el esfuerzo por acercarse a las naciones más
adelantadas. La situación es especialmente grave en Uruguay, que terminó en un
rezagado puesto 47 entre 65 países en las últimas pruebas PISA.
La ola de
huelgas, ocupaciones y protestas callejeras desatadas en estos días por los
sindicatos docentes, que atrasarán aun más los estudios de liceales, no son en
reclamo de mejoras educativas sino de aumentos salariales. Han sido estos
mismos sindicatos los que han trabado las razonables reformas modernizantes que
quería el presidente José Mujica y que fueron inútilmente aprobadas por todos
los partidos políticos. El fiasco se produjo porque al muro de resistencia
sindical se agregaron la ineficacia de las autoridades educativas y la
resignada inacción del gobierno en actuar con energía y visión de futuro.
Mientras persistan, estas claudicaciones seguirán produciendo estudiantes mal
preparados para trabajar y competir en el mundo actual.
Continuaremos además a la cola en las pruebas PISA, ya que
la OCDE presumiblemente rechazará el pedido de estos siete gobiernos
regionales. Y si se acepta el pedido, no por eso estaremos mejor: si no estamos
en la cola de PISA, no será por nuestra mejora sino por una especial
benevolencia. Pero la mala realidad educativa seguirá presente.
Estas pruebas
PISA, desarrolladas por la OCDE (Organización para el Desarrollo Económico),
nos pusieron cara a cara, como cada año, con una verdad horrible: estamos muy
lejos de ser el país culto que nos gusta creer que somos. Obviamente, lo mejor
de las pruebas PISA es que nos ubican en un lugar preciso (el puesto número 56
de una lista de 65), y eso es lo más parecido a ponernos nota. No hay nada tan
confiable, tan tranquilizador como una autoridad capaz de poner nota, para
estar seguros de si vamos bien o vamos mal. Las pruebas PISA nos suministran
eso que tanto necesitamos para ponernos de acuerdo: la palabra del tercero que
está por sobre nuestras mezquinas diferencias. El que nos dice lo que todos
pensamos, pero desde un lugar neutral.
Aunque pensar que la OCDE habla desde un lugar neutral es,
como mínimo, de una ingenuidad dolorosa. Según su documento de presentación –y
por si a alguien no se le ocurría sólo con prestar atención a la sigla– la OCDE
es una organización de países “comprometidos con la democracia y la economía de
mercado” cuya misión consiste en “lograr la máxima expansión posible del
crecimiento económico y el empleo” asegurando la estabilidad financiera. Es
decir que no es una organización académica, ni una institución supranacional
que se ocupa de la cultura y el saber. Es apenas una agrupación de países en
defensa del libre mercado. Una especie de almirante de los mares planetarios
cuyo cometido único es facilitar el comercio y estimular la expansión
económica. Ese es el guardián del saber que nos tiene a todos con la boca
abierta.
Sin
embargo, el empobrecimiento intelectual de nuestra sociedad (y no sólo de
nuestros jóvenes) debería romper los ojos, con o sin la intervención de
organismos calificadores.
Las pruebas PISA evalúan en
seis niveles. En el más alto, el seis, los estudiantes deben ser capaces de
conceptualizar, generalizar y usar información para la resolución de problemas
complejos. Muy pocos estudiantes uruguayos lo lograron, y a mí no me sorprende.
Si la clase política y gerencial del país, la que se supone tuvo más acceso a
la educación y más interés en la cosa pública, no es capaz de decir nada sin
recurrir a fórmulas rituales absolutamente vacías de sentido, no es muy probable
que jóvenes de 15 años (nacidos entre 1996 y 1997; crecidos en plena crisis)
tengan grandes habilidades para conceptualizar, generalizar y resolver
acertadamente situaciones complejas.
Vivimos una era que odia lo complejo. Hemos hecho un culto de
la simplificación, de lo singular y de lo concreto. Hemos pasado a hablar de
desigualdad educativa y de inclusión financiera porque renunciamos a decir,
lisa y llanamente, desigualdad y exclusión. Es difícil hacer frente a la
pobreza intelectual de los más chicos cuando los grandes no tienen ganas de
complicarse la cabeza con conceptos generales sin los cuales es imposible
enunciar cosas tan universales y abstractas como Justicia o Igualdad. Pero
podemos seguir hablando de crecimiento económico, desarrollo productivo y
estabilidad financiera. La OCDE puede estar contenta con eso, y nosotros
también.
"Justicia
Restaurativa ayuda a "bajar la reincidencia"
A partir
de la experiencia recabada por un grupo de policías que participaron hace pocas
semanas en un curso en Inglaterra, el Ministerio del Interior comenzará a
aplicar un plan sin antecedentes en nuestro país. En él se propone reunir en un
mismo ámbito a la víctima de un delito y a su infractor, en lo que se denomina
"Justicia Restaurativa".
El
sistema, que se viene aplicando desde hace años en países del primer mundo,
parte de un concepto central: que el victimario pueda reparar, en la medida de
lo posible, el daño que ocasionó y que la otra parte pueda llegar a comprender
sus razones y aceptar esa reparación.
Es
una de las estrategias que están enmarcadas en el Programa de Gestión Integral
de Seguridad Ciudadana del Ministerio del Interior.
El encargado de este programa, los antropólogos sociales
Ricardo Fraiman y su colega Federico del Castillo explicaron los objetivos y
alcances que tendrá el plan desde su implementación en las comisarías 15, 19 y
25 como plan piloto.
Según
explicó Fraiman, el concepto de "Justicia Restaurativa" ha tenido
diversos usos pero "nosotros tomamos un método que ha sido evaluado por
investigaciones académicas y se ha aplicado al mundo anglosajón. Es lo que se
conoce como Conferencia de Justicia Restaurativa".
En
esta modalidad "se establece la realización de una reunión entre la
víctima y el ofensor con mediadores que son funcionarios de Policía. El método
a implementar se adaptó a las condiciones de Uruguay", agregó el
especialista.
Consultado sobre los objetivos que se persiguen
con la aplicación de este plan
Castillo comentó: "Lo que se busca es reducir la
reincidencia. Este programa ha sido exitoso en este sentido en los países donde
se ha aplicado".
Además "intentamos mejorar el relacionamiento de la Policía con la
ciudadanía. Esta Justicia Restaurativa aparece como una estrategia innovadora
en donde además de mejorar la relación institucional se permita reducir la
reincidencia", explicó del Castillo.
Los métodos restaurativos que se
usan en el mundo "son múltiples y pueden pensarse en varias estrategias
que se suman a las Conferencias y se engloban bajo el rótulo de métodos
restaurativos" sin embargo "el método de las Conferencias que aplicaremos
se define por el empoderamiento de las personas que participen en ellas" o
sea que "se le otorga al ciudadano la capacidad de definir la forma en que
se va a restaurar el daño ocasionado", indicó del Castillo.
La base teórica del método apunta a "horizontalizar"
el vínculo para que la víctima y el infractor dejen de percibirse como tal.
"Se rompe ese fundamento de que víctima e infractor son seres opuestos. Se
trabajan desde el lado humano sentimientos como la rabia, la ira, el deseo de venganza,
la culpa y el remordimiento, entre otros. Es muy importante darle al infractor
la posibilidad de conocer a su víctima y pedirle perdón. También es importante
que la víctima conozca al agresor y las razones que lo llevaron a provocarle un
daño", indicó el antropólogo y asesor del Ministerio del Interior.
El
encargado del programa Integral de Seguridad Ciudadana, sociólogo Ricardo
Fraiman, dijo a El País que el proyecto pondrá mucho énfasis en la violencia
juvenil. "Este tipo de métodos no son recomendables en casos de violencia
doméstica o donde hay mucha asimetría entre el agresor y la víctima",
explicó.
Un comunicado de la Jefatura de Policía de Montevideo
explica que "se está intentando trabajar en un modelo orientado a la
solución de problemas y delitos en tres comisarías (15, 19 y 25) que llevarán
adelante el programa como plan piloto y se obtendrá un informe de su
funcionamiento para mediados del 2016. A partir de ahí, se expandirán al resto
del país ramas esenciales como lo son el acompañamiento social a menores
vulnerables, con el objetivo de prevenir la reincidencia y el componente
policial".
La
instancia de "Justicia restaurativa" demanda una preparación previa
mediante entrevistas por separado en las que se les orienta a infractores y
víctimas, y si existe el consentimiento de poder llegar a esa mediación,
"se arregla una conferencia con el objetivo de generar que las dos
personas se sientan mejor con respecto a lo ocurrido y finalicen con un acuerdo
firmado (por ambas partes y el facilitador) en el cual se intenta que el
infractor lleve a cabo determinadas acciones que son consensuadas por ambos,
como por ejemplo ingresar a un programa de rehabilitación, si el inconveniente
involucra problemas de adicciones, alcohol u otro".
El Programa Integral de Seguridad Ciudadana, con fondos del
BID, llevó a la Universidad de Cambridge (Reino Unido) para participar de
cursos de Criminología a 14 policías. La delegación estuvo integrada por el
director del Observatorio de Violencia y Criminalidad, Javier Donnángelo, el
comisario Washington Cruz de la oficina nacional de Policía Comunitaria y por
el jefe de Seguridad de Zona 3, Comisario Marcello Piscaglia, policías
comunitarios y personal subalterno. De la seccional 25 participó un grupo seleccionado
de agentes junto a los subcomisarios Néstor Bergonoux y Martín González.
La solución de
Suecia para la prostitución:
¿Por qué nadie intentó esto antes?
En un mar de siglos de clichés
desesperados porque 'siempre habrá prostitución', el éxito de un país sobresale
como un faro solitario que ilumina el camino. En apenas cinco años, Suecia ha
disminuido drásticamente la cifra de mujeres dedicadas a las prostitución. En
las calles de la ciudad capital, Estocolmo, la cantidad de prostitutas ha sido
reducida en dos tercios y la de clientes en un 80 por ciento. En otras grandes
ciudades suecas, el comercio sexual en las calles casi ha desaparecido. Y en
buena medida también ha ocurrido esto con los famosos burdeles y salas de
masaje que proliferaron en el país en las últimas tres décadas del siglo 20,
cuando la prostitución era legal.
Adicionalmente, es nula la cantidad de mujeres extranjeras que ahora
están siendo traficadas a Suecia para comercio sexual. El gobierno sueco estima
que en los últimos años sólo entre 200 y 400 mujeres y niñas han sido
traficadas cada año hacia este país, cifras que no son tan significativas en
comparación con las 15,000 a 17,000 mujeres traficadas anualmente hacia la
vecina Finlandia. Ningún otro país y ningún otro experimento social siquiera se
acercan a los prometedores resultados que están siendo observados en Suecia
En 1999, luego de
años de investigación y estudios, Suecia aprobó una ley que: a) penaliza la
compra de servicios sexuales y b) despenaliza la venta de dichos servicios. La
novedosa lógica detrás de esta legislación se estipula claramente en la
literatura del gobierno sobre la ley:
"En Suecia la prostitución es considerada como un aspecto de la
violencia masculina contra mujeres, niñas y niños. Es reconocida oficialmente
como una forma de explotación de mujeres, niñas y niños, y constituye un
problema social significativo... la igualdad de género continuará siendo
inalcanzable mientras los hombres compren, vendan y exploten a mujeres, niñas y
niños prostituyéndoles".
Además de la
estrategia legal de dos vías, un tercer y esencial elemento de la ley sueca
sobre la prostitución provee que amplios fondos para servicios sociales
integrales sean dirigidos a cualquier prostituta que desee dejar esa ocupación;
también provee fondos adicionales para educar al público. Siendo así, la
estrategia única de Suecia trata la prostitución como una forma de violencia
contra las mujeres, en la cual se penaliza a los hombres que las explotan
comprando servicios sexuales, se trata a las prostitutas, en su mayoría, como
víctimas que requieren ayuda y se educa al público para contrarrestar el
histórico sesgo masculino que por tanto tiempo ha embrutecido el pensamiento
acerca de la prostitución. A fin de anclar sólidamente su visión en terreno
legal firme, la ley sueca referida a la prostitución fue aprobada como parte de
la legislación general de 1999 sobre la violencia contra las mujeres.
Es interesante observar que, a pesar de la extensa
planificación que tuvo lugar en Suecia previo a la aprobación de la ley,
durante los primeros dos años de vigencia de este novedoso proyecto casi no
ocurrió nada. La policía efectuó muy pocos arrestos de clientes y la
prostitución, que antes había sido legalizada en el país, continuó casi como si
nada. Los pesimistas del mundo reaccionaron a la muy publicitada falla con un
estridente recordatorio: "¿Ven? La prostitución siempre ha existido y
siempre existirá".
. El gobierno
sueco invirtió cuantiosos fondos, de modo que policías y fiscales, desde los
más altos niveles hasta los agentes que trabajaban en las calles, recibieron
una intensa capacitación y el mensaje de que el país hablaba en serio. Fue
entonces que Suecia empezó a ver resultados sin precedentes.
Hoy día no sólo el pueblo sueco continúa apoyando firmemente
el enfoque del país a la prostitución (el 80 por ciento de la gente lo
respalda, según los sondeos de opinión), sino también policía y fiscales se
encuentran ahora entre sus más fuertes apoyos. Las fuerzas de seguridad de
Suecia han descubierto que la ley sobre prostitución les beneficia en el manejo
de todos los crímenes sexuales, en particular porque les habilita para
virtualmente erradicar el elemento del crimen organizado, que es una plaga en
otros países donde la prostitución ha sido legalizada o regulada.
Según un
estudio, la legalización y/o regulación de la prostitución condujeron a:
*un drástico aumento en todas las facetas de la industria
del sexo,
*un marcado incremento en el involucramiento del crimen organizado
en la industria del sexo,
*un dramático aumento en la prostitución infantil,
*una explosión en la cantidad de mujeres y niñas extranjeras
traficadas hacia la región, así como indicaciones de un incremento en la
violencia contra las mujeres.
En el estado de
Victoria, Australia, donde fue creado un sistema de prostíbulos legalizados y
regulados, hubo tal explosión en la cantidad de éstos que la capacidad del
sistema para regularlos fue de inmediato abrumada, y con igual rapidez esos
establecimientos se convirtieron en un nido de crimen organizado, corrupción y
crímenes relacionados. Además, las encuestas de las prostitutas que trabajan
bajo sistemas de legalización y regulación revelan que ellas mismas continúan sintiéndose
coaccionadas, forzadas e inseguras en este negocio.
Una encuesta de prostitutas legales bajo la política de
legalización en los Países Bajos muestra que el 79 por ciento de ellas dice
querer salir de la industria del sexo. Y aunque cada uno de los programas de
legalización/regulación prometieron ayuda para aquéllas que deseaban abandonar
la prostitución, esa ayuda jamás se concretó en ningún grado
significativo.
Considerar a
las prostitutas como víctimas de coerción y violencia por parte de hombres requiere
que un gobierno primero pase de ver la prostitución desde la óptica masculina a
verla desde los ojos de las mujeres. Y los países, en su mayoría si no es que
prácticamente todos, continúan viendo la prostitución y cualquier otro asunto
desde una óptica predominantemente masculina.
Suecia, en
contraste, ha sido líder en promover la igualdad de las mujeres durante mucho
tiempo. En 1965, por ejemplo, penalizó la violación dentro del matrimonio.
En los Estados Unidos, hasta en la década de 1980 había
estados que aún no habían hecho ese reconocimiento fundamental del derecho de
las mujeres a controlar su propio cuerpo. Suecia también destaca por tener la
más elevada proporción de mujeres en todos los niveles del gobierno. En 1999,
cuando aprobó la trascendental ley sobre prostitución, el Parlamento sueco
estaba conformado casi en un 50 por ciento por mujeres.
La política sobre prostitución de Suecia fue originalmente diseñada y
cabildeada por las organizaciones de albergues para mujeres. Luego la
promovieron y lucharon por ella, en un esfuerzo bipartidario, las singularmente
poderosas y numerosas parlamentarias suecas.
Y el país no se
ha detenido ahí. En el 2002 aprobó legislación adicional que complementaba la
ley original sobre prostitución. Ese año, la Ley de Prohibición del Tráfico
Humano para el Propósito de Explotación Sexual llenó algunos de los vacíos que
había en la legislación previa y fortaleció aún más las facultades del gobierno
para perseguir a la red que rodea y apoya la prostitución, como reclutadores,
transportadores y anfitriones.
¿Por qué no copiamos aquí el éxito de Suecia?
Aunque quizás sea cierto que los Estados Unidos y otros
países aún están mucho más inmersos que Suecia en la oscuridad patriarcal, no
hay razón por la que no puedan impulsar ahora cambios de políticas como los que
esa nación ha realizado. La belleza del asunto es que una vez que se ha abierto
el terreno y la prueba del éxito ha sido establecida, tendría que ser mucho más
fácil convencer a otros de ir por ese mismo camino